Respecto al vestuario.
Primero,
se puede visualizar, esquemáticamente, la dualidad del espacio y el tiempo. Por
un lado los distritos, gente con vestimentas del siglo XX; por otro, el
capitolio y esa recreación futurista en donde se desarrolla la trama de la
película, donde justamente los atuendos son de tintes futuristas, o más bien
fantásticos. Ahora, lo que se me hace inasequible al entendimiento es ese gran
salto de tiempo indicada con la vestimenta. Mis conjeturas reposan sobre las
siguientes ideas:
1-La película es una ficción del
siglo XX y no de nuestros tiempos. Generalmente cuando uno se topa con una
película nueva de ciencia ficción tiende a prepararse a ver plasmadas las
problemáticas actuales con una apuesta extremadamente crítica y dramática. Podría
entonces decirse que la regla de la crítica a la realidad se cumple, en sí la
película no es más que una exposición de la naturaleza humana, una concepción antropológica
bastante pesimista. Temas de sobrevivencia, competencia, crisis de alimentos, estrategias,
alianzas transitorias, bombas, entre otros, guardan su cierta relación entre el
siglo XX y la apuesta ficcionaria. Desde ese punto de vista podría validarse.
Procedimiento lógico: progreso lineal.
2-La película desafía las lógicas
temporales y expone que el mismo siglo XX fue una ficción. Claramente, los
avances tecnológicos son pilares de comprensión del género, pero aún así el
futurismo no sería más que la legitimación de la tragedia del hoy. Procedimiento
lógico: yuxtaposición.
Otra observación interesante son
los colores del vestuario. Primero, con los colores apagados de la gente de los
distritos o se quiere denotar “el pasado”, o simplemente es una visión triste y
atrasada de una realidad. Segundo, los colores vivaces y excéntricos o suponen
expresar el progreso/ avance de una comunidad específica, o simplemente un
espacio paralelo de la “felicidad chiflada”.
Otras observaciones.
Vuelve la misma idea del panóptico
o el Gran Hermano de Orwell (o porqué no Das Experiment). La idea del orden
perfecto, mucho simbolismo, excesivo control: muerte de las libertades
individuales. También se puede observar una cierta comunidad orgánica donde los
lazos de solidaridad la sostienen mediante el sacrificio de uno por el todo; la
representación de uno por el distrito y el sentido más profundo del “civismo”. Entre
muchas cosas más.
Conclusión
Lo más catastrófico: todo el
drama humano no deja de ser una teatralización para unos pocos.
Mary Florence
Abril 2012
Abril 2012
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